¿Qué es un portafolio?
El término portafolio como estrategia para valorar lo que una persona sabe o domina fue introducido por el educador francés Celestine Freinet a finales de los años veinte del siglo pasado, aunque es al final de la década de los ochenta cuando Lyons lo define como una estrategia innovadora de evaluación, retroalimentación y reflexión sobre el aprendizaje.
Desde una perspectiva educativa, el concepto de portafolio se puede definir como un “instrumento que permite la compilación de todos los trabajos realizados por los estudiantes durante un curso o disciplina”. En él pueden ser agrupados datos de visitas técnicas, resúmenes de textos, proyectos, informes, anotaciones diversas. El portafolio incluye también las pruebas y las autoevaluaciones de los alumnos” (Despresbiteris, 2000).
Portafolio como estrategia de evaluación
La incorporación de las competencias en educación hace necesario que el alumnado integre conocimientos, destrezas técnicas, estrategias, actitudes, etc., para poder afrontar o resolver situaciones, lo que ha impulsado el interés por la evaluación mediante el uso del portafolios, ya que este permite la recuperación de evidencias o producciones de distinta índole; dar cuenta del nivel de desempeño y la retroalimentación constructiva y crítica; además de fomentar la reflexión respecto a la competencia en cuestión.
La función principal del portafolio del alumnado es evidenciar lo que el alumno o alumna han aprendido incluyendo sus reflexiones durante el proceso de aprendizaje y todo ello debe estar enfocado a conseguir los objetivos del currículum.
En definitiva, el portafolio se construye con una selección deliberada de los trabajos del alumnado, sus esfuerzos, progresos y logros. Es algo más que una mera ‘caja llena de cosas´. Se trata de una colección sistemática y organizada de evidencias, recogidas de forma cronológica, utilizadas por los docentes y el alumnado con el fin de regular y comprender el proceso y la evolución del aprendizaje.
Implementar el portafolio
Según Barberá (2005), la estructura de un portafolio podría ser la siguiente:
- Índice de contenidos: diseñado por el docente o más abierto a la participación de alumnos y alumnas.
- Apartado 1 que detalle las intenciones, creencias y punto de partida.
- Apartado 2 que recoja temas centrales y documentación seleccionada por la alumna o el alumno para mostrar el aprendizaje conseguido en cada tema.
- Conclusión: síntesis del aprendizaje.
Además, en la elección de un portafolio se han de concretar todos estos aspectos: autoría y audiencia, contenidos a desarrollar, objetivos y competencias, estructura y organización concreta, criterios de evaluación.
Para implementar el portafolio en el proceso de evaluación Barry y Shannon (1997) recomiendan seis estrategias:
- Información desde el inicio: es importante comunicar con claridad a todas las personas involucradas en el proceso, el propósito y los criterios específicos para su producción y evaluación
- Limitar el número de componentes: Deben limitarse a unos pocos ítems que puedan servir de forma adecuada a los propósitos específicos.
- Definir criterios para la evaluación del portafolio: definir criterios específicos que faciliten el desarrollo con éxito del portafolio y la evaluación de cada uno de sus elementos.
- Enseñar y facilitar los procesos de autorreflexión y autoevaluación: deben promoverse y activarse los procesos de reflexión y autoevaluación del alumnado, que a veces se dan por supuestos y no siempre sabe afrontar.
- Indicar un tiempo adecuado para realizar el portafolio.
- Orientar y preparar a los alumnos y alumnas para la realización del portafolio: este aspecto debe ser integrado en el programa de enseñanza.
Portafolio electrónico
También llamado webfolio, portafolio digital y portafolio multimedia. Contiene la misma información que un portafolio educativo tradicional, pero en este caso el material es presentado en formato digital. Pueden incluir grabaciones de audio, imágenes, programas informáticos, bases de datos, vídeos, páginas web… y pueden ser presentados a través de distintos soportes informáticos o incluso a través de la red Internet (MyLabSchool, 2007).
Sin embargo, el portafolio electrónico no debe quedar reducido a una copia del portafolio tradicional escrito a lápiz y en papel, ni se debe reducir solo al formato de intercambio de información (PDF, DOC…). Las posibilidades que ofrece la red han de ser aprovechadas, ya que existen multitud de herramientas que permiten gestionar la información de forma más dinámica y un uso interactivo.
Finalmente, cabe mencionar que el portafolio es una alternativa viable y coherente para evaluar las competencias, “No se refiere solo a una nueva técnica para evaluar, sino a una nueva concepción acerca del aprendizaje y de la enseñanza, que a su vez requiere una nueva concepción de lo que se evalúa y de cómo se evalúa” (Seda, 2002, p. 110). Así, es importante asegurarse de promover procesos de evaluación auténtica, para no regresar a los modelos de medición y empleo de instrumentos generales como única forma de evaluar.
M ª Carmen Ballesteros Quesada
Asesora de Educación primaria
Para saber más:
BARBERÀ, G. E.; DE MARTÍN, R. E. (2009). Portfolio electrónico: aprender a evaluar el aprendizaje. Barcelona: UOC
BARRY, N. & SHANNON, D. (1997). “Portfolios in teacher education: A matter of perspective”.
DEPRESBITERIS, L. (2000). Instrumentos y técnicas de evaluación en la educación media técnico-profesional: la necesidad de una visión más diversificada. http:// www.chilecalifica.cl/pr c/n-0
LYONS, N. (2003). El uso de portafolios. Propuestas para un nuevo profesionalismo docente. Buenos Aires: Amorrortu
SEDA, S. I. (2002). Evaluación por portafolios: un enfoque para la enseñanza. Revista latinoamericana de estudios educativos.