

Al inicio del curso, a través de la detección de necesidades, llegaba al equipo TIC del CEP una demanda formativa de un centro sobre procesadores de textos. Si bien, hoy día, dicha propuesta puede parecer chocante, incluso muchos afirmarían que alarmante, esta solicitud me hizo reflexionar sobre la gran brecha digital existente entre el profesorado.
Este concepto se ha utilizado frecuentemente para hablar de la brecha digital en la sociedad actual, de los movimientos institucionales para que todo el mundo tenga acceso a la información, a las TIC, a Internet. Pero también entre los docentes se está produciendo cada vez una mayor distancia entre aquellos que se subieron al carro de las TIC, en muchos casos aprovechando los programas “Escuela 2.0”, el auge de las redes profesionales, sociales, etc. y el resto, que decidieron optar por continuar con un modelo tradicional de enseñanza, sin TIC, ni para ellos ni, como consecuencia, tampoco para su alumnado.
Las personas que estamos implicadas en el diseño de cursos de formación, impulsando las líneas estratégicas y la normativa establecidas desde la Administración educativa, y que cada año realizamos procesos de detección de necesidades formativas en los centros educativos y entre el profesorado, nos encontramos con la incertidumbre de cómo abordar esta disyuntiva. Si queremos dar respuesta atendiendo a los avances tecnológicos y la innovación educativa, debemos impulsar actuaciones sobre robótica, lenguajes de programación, aprendizaje móvil (m-learning), Apps y ABP, etc. Sin embargo, pensando desde un punto de vista estadístico (la famosa “campana de Gauss”), ¿a qué porcentaje de profesorado estaría dirigido ese tipo de cursos? Y pensando en el otro extremo de la campana, ¿para cuántos profesores y profesoras sería necesaria, como decíamos al principio, formación sobre procesadores de textos? ¿Es prioritario estrechar esa brecha digital existente? ¿Es necesario atender a la vanguardia educativa? ¿Cómo dar respuesta a todos y a todas?
El consuelo es que el grueso del profesorado, el que no se encuentra ni en un extremo ni en el otro, intenta utilizar las TIC en la medida de lo posible, usa algún dispositivo móvil y ordenador en su trabajo y gestión personal diariamente y está concienciado en integrar las tecnologías en el proceso de enseñanza aprendizaje del alumnado. No obstante, el mundo digital en el que vivimos, que cambia tan rápidamente, nos obliga a reciclarnos cada año (o casi cada día). En esta labor, desde el CEP de Granada, os queremos acompañar tanto a los que ya tienen un recorrido importante en la incorporación de las TIC, como a los que quieren subir su primer peldaño para estrechar esa “brecha digital” existente. ¿Te animas?
Ezequiel García
Asesor de Ed. Secundaria, ámbito artístico